MATE

MATE
La vida en un mate: sorber despacio y saborearlo con intensidad ya que el mate, como la vida, cuesta un tiempo prepararlo, pero si no se disfruta al beberlo, cuando se acaba ya será tarde. Fotografía tomada en Argentina durante el corralito del año 2002

11 enero 2012

CUADERNO DE VIAJE AFRICA - KILIMANJARO

CUADERNO DE VIAJE AFRICA - KILIMANJARO

de Alberto Campa Montes, el miércoles, 11 de enero de 2012 a la(s) 15:24


Hacia ya tiempo que rondaba por mi cabeza la idea de viajar nuevamente a África. Ya había estado anteriormente en varias ocasiones, pero ahora mi ilusión era verla desde lo más alto, y ese sitio no podía ser otro que el gran Kilimanjaro. Mi intención es este viaje es recorrer varios países de África del este, comenzando por el que alberga el Kili, Tanzania, para a continuación vagabundear por otros como Malawi, Mozambique, Zimbabue, Zambia, Burundi, Ruanda y finalizando en en el antiguo reino de Buganda. Como digo esa es la intención, pero como decía el gran filosofo norteamericano Forrest Gummmmp “la vida es como una caja de bombones, nunca sabes lo que te va a tocar”. Así que, como en otras ocasiones os cuento a través de este cuaderno de viaje, esta nueva aventura por el continente, que quienes me conocéis bien, sabéis es mi favorito. Espero por lo menos os entretenga cada vez que tengáis oportunidad de leerlo, y a ver que sale.





DÍA 1

8 ENERO ASTURIAS - MADRID - EL CAIRO

Comienzo nuevo viaje, en esta ocasión acompañado en las primeras semanas, por mi amigo y compañero de fatigas atléticas Santi Somoza, con quien comentando un día hace ya más de un año la idea de ascender el Kili o de correr su famoso maratón, se fue fraguando la primera, en este recorrido que empezamos hoy en nuestra Asturias.

Partimos en coche de alquiler a las 6 de la mañana hacia Madrid Barajas para allí coger vuelo hacia El Cairo a las 15:30h. Mientras pasamos la autopista del Huerna una luna casi llena y muy luminosa nos despide como augurando lo que va a ser un precioso viaje, con pequeña aventura incluida. El amanecer en tierras leonesas nos muestra una salida de sol rojizo acompañado de una buena “pelona” que hace hielo los espejos retrovisores, avisándonos también de que si conseguimos coronar el techo de África, pasaremos mucho frio, eso seguro.

Ya en Barajas sacamos tarjetas de embarque de la compañía Egiptair, con pequeño susto incluido, ya que no habíamos tramitado el visado de entrada en Tanzania previamente, para hacerlo al llegar al país, y en el caso de Santi que va unos veinte días no hay problema, pero en mi caso que tengo intención de quedarme hasta el mes de marzo, y sobrepaso los 30 días por los que otorgan el visado de turista, me indican que me lo pueden denegar al no llevar vuelo cerrado con máximo de un mes. No obstante en la oficina de Egiptair en el aeropuerto me emiten un billete de vuelta ficticio y puedo embarcar. Primera prueba: superada. Uff, mal trago, nada más empezar.

En el vuelo repasamos notas del viaje, que como casi siempre me gusta, no va casi nada organizado desde aquí, debiendo improvisar sobre la marcha casi todo cada día, desde el alojamiento hasta los transportes por el país. A última hora llegada al aeropuerto de El Cairo, sobrevolando la ciudad de las pirámides, y volviendo a la memoria mi primer viaje a Egipto, a finales de los ochenta, y el horrendo aterrizaje con la compañía búlgara Balkan, en la que entramos escorados a tomar tierra y oyendo rodar botellas y restos del catering por cabina, y monumental aplauso al piloto…pero por no habernos matado a todos al tomar pista, ja, ja. Esta vez todo en orden con la compañía egipcia.



DÍA 2

9 ENERO EL CAIRO - DAR ES SALAM

Tras unas horas de conexión en El Cairo y ya comenzando el lunes, tomamos vuelo nocturno hacia la capital tanzana. En el vuelo muchas familias alemanas en viaje hacia la que en el pasado fue una de sus colonias más importantes, y que como en más de una ocasión luego pasaría a manos británicas antes de su independencia.

A primera hora de la mañana, y tras unas veinticuatro horas de viaje, llegamos al aeropuerto Julius Nyenere, en recuerdo del que fuera el padre de la patria tanzana y uno de los mejores políticos, junto a Nelson Mandela, del pasado siglo en el continente negro.

Tras cambiar algo de dinero a la salida de la terminal, como en casi toda África dejas un par de billetes y recibes un fajo enorme, en este caso de Chelines tanzanos, nos vamos hacia el centro de Dar el Saalam, a unos 12 kilómetros del aeropuerto y con gran atasco de entrada a la ciudad. Llegamos a una zona de hoteles baratos, aquí hablaríamos de hostales, y tras dudar entre el Jambo y el Safari, nos decidimos por el Safari Hotel Convention Center, no, Convention Center no, dejémoslo en hotel Safari. Habitación sencilla, barata, con ventilador y baño o casi baño, pero bastante limpio para lo que se da en estos lares.

Mientras preparaban la habitación, dejamos los pesados petates, y nos damos una vuelta por el centro, con bastante tráfico y al acercarnos al muelle, muchos locales nos ofrecen billetes de ferry a la cercana isla de Zanzíbar. Visitamos el barrio de Kivuloni, quizá uno de los mejores de la ciudad, donde se encuentra el palacio presidencial, y numerosas embajadas decoradas con unos extraños arboles de gran hoja verde parecidos a candelabros. Al pasar caminando Santi ve una escuela y no resiste la tentación de entrar a ver como seria dar clase a unos preciosos y muy negritos niños de primaria, que estaban preparando junto a sus profesores una clase en el patio del colegio, con gran movimiento de pupitres y demás aperos de enseñanza. Por algo me da que fue un gran teacher.


Muy cerca de allí nos encontramos con el famoso antes Hotel Kilimanjaro Kempiski, hoy de la cadena Hyatt, y ante la ausencia de bares que vendieran cerveza entramos a tomarnos una Kilimanjaro y una Safari, que servidas en envase de medio litro y muy frías hicieron las delicias de estos dos cansados y envueltos en sudor, viajeros asturianos. Ya rehidratados y mineralizados regresamos a nuestra realidad de hotel, muy alejado del fastuoso lujo africano del Hyatt.

Dormimos unas horas y salimos a enterarnos de los buses para al día siguiente irnos hacia la ciudad de Moshi, punto de partida para nuestro principal objetivo de viaje. Comemos unos nudels y ugali, una especie de pasta de harina de maíz y mandioca, junto con una Mirinda ¿os acordaís?, en restaurante local. El postre en la calle, unas rodajas de piña recién cortada con afilado machete, que nos refresco algo del enorme calor húmedo de esta ciudad y que a esas horas todavía rondaba los 40 grados.

A descansar, que mañana toca día completo de bus, en nuestro hotel con algo de pequeña fauna en la habitación. Para algo se llama Safari.

DÍA 3

10 ENERO DAR ES SALAM - MOSHI

A primera hora y tras desayuno austero, nos vamos en un Dalla Dalla, especie de microbús abarrotado de gente hasta la estación de Ubongo, de donde salen los buses hacia cualquier parte del país. Entre el caos de autobuses y gente, nos dejamos guiar por un muchachuelo que nos lleva hasta su compañía de buses para sacarnos los billetes y enseñarnos nuestro bus entre un centenar de ellos a punto de salir a las siete de la mañana. Es curioso que cada fila no sea de cuatro asientos, sino de dos a derecha y tres a izquierda, pero con el mismo ancho de bus que otro, por lo que el viaje lo hacemos un poco arrepiñados. Miramos atrás y somos los únicos viajeros blancos, pero la verdad que ni nos prestan ninguna atención. La salida del bus de la estación caótica, tardamos casi media hora solo en cruzar la verja de salida a la carretera.

Al salir de Dar es Salam una innumerable caravana de buses, comienza a adelantar dallas-dallas, motocarros, bicicletas y todo lo que se presenta por el camino. El paisaje desde la ventanilla como en toda África, vendedores de grandes camas de madera, puestos de frutas y comida en los arcenes, mucha gente fabricando grandes bloques de cemento y de barro para construir casas, bicis con cargamentos enormes que no dejan ver al ciclista y en cada parada del bus, niños ofreciendo bolsas de mangos y naranjas peladas por las ventanillas. Un no parar de mirar con los ojos. Santi que es su primer viaje a África me va comentando cada poco que esta gente es la monda y que aunque todo parece un desbarajuste, todo funciona.

Intentamos dormir un poco, ya que tenemos unas cuantas horas de bus, pero entre la estrechez de asientos y el calor, se hace difícil. A mitad de camino y cerca de la población de Mombo el conductor para en una africana área de servicios, con restaurante especializado en asados con patatas y empanadillas triangulares fritas, que no están mal. Pensando que el bus pararía una media hora nos ponemos a comer algo pero cuando nos estamos instalando en la mesa vemos como nuestro bus se va, saliendo a la carrera a pillarlo con la comida medio colgando, ja,ja. Por lo menos no quedamos en tierra. Ya os había comentando, que casi ni se habían fijado en este par de blancos, así que ni nos echaban de menos en el bus.

Atravesando plantaciones de maíz y de palmeras, bordeamos las Montañas Usambara y continuamos viaje intuyendo la silueta del Kili a nuestra llegada a Moshi. Estaba ahí esperándonos pero con una cantidad de nubes a su alrededor que era imposible verlo. Mas tarde tuvimos suerte y pudimos hasta fotografiar sus nieves de la cumbre.

Una vez en la ciudad buscamos alojamiento en el Haira, un viejo hotel sencillo pero muy céntrico, desde donde tras negociar habitación sin baño, salimos a tomar una cervecina local. La suerte nos deparó sentarnos cerca de una pareja que Santi oyó hablar en español, aunque el resultó ser italiano y ella catalana, y que acababan de bajar esa mañana de hacer cumbre en el Kili, y claro está aprovechamos para interrogarles de todos los preparativos previos a la subida. Como ya habíamos leído, mucha fatiga a partir del tercer día por la altura, frio cercano a los 20 bajo cero en el ascenso final, y recomendación: pole,pole, como dicen los tanzanos, suave, suave.

Seguimos un rato charlando con ellos y nos contaron que llevaban viajando por África desde Septiembre, que habían comprado un 4x4 de segunda mano en Sudáfrica y habían llegado hasta Etiopia, y ahora en el viaje de vuelta habían decidido intentar subir el Kili. Su intención regresar a Sudáfrica y revender el coche, para volver a España.

Nos despedimos deseándonos común suerte y nos fuimos a un italiano acompañados de lugareño que nos ofrecía organizar la subida, donde cenamos la pizza especial de la casa, la “Kilimanjaro” que como no nos esperábamos era una pizza tipo calzone con forma de volcán, una pasada. Mañana preparativos y si todo va bien el jueves comenzamos la subida.



DÍA 4

11 ENERO MOSHI

Hoy dia de relax y también de muchos preparativos. Relax por que nos hemos levantado tarde para lo normal en estos sitios, y de muchos preparativos, porque de las decisiones que tomemos hoy va a depender en cierta medida el poder hacer cumbre en el Kilimanjaro.

Desayunamos un café con bollería de aquí, especie de frixuelos con masa de harina de maíz, bastante apetecibles y buscamos direcciones de guías locales que nos acompañen y preparen el equipo para la subida.

Hay varias opciones de subir al Kilimanjaro, cada una de ellas siguiendo diferentes rutas que comienzan por diferentes poblaciones de la base del cono volcánico. La más habitual es la ruta Marangu, que parte desde la población del mismo nombre y que utilizando refugios de montaña, se puede hacer cumbre en cinco días. No obstante tanto Santi como yo, teníamos claro que preferíamos utilizar otra ruta menos concurrida, aunque requiriera más esfuerzo de organización al tener que llevar tienda, comida, y montar campamento cada día. De las demás, escogimos la ruta Machame, que parte también del pueblo del mismo nombre y que si todo va bien es posible subir hasta el Uhuru Peak y descender en seis días.

No organizamos nada desde España, así que aquí en Moshi, hubo que decidir con quien subir buscando el equilibrio en esa finísima línea que hay siempre entre el servicio y el precio. Esperemos hayamos afinado bien y conseguido buen guía y porteadores, que si todo va bien nos acompañaran hasta el último día, y donde desde el último campamento, saldremos a media noche para intentar coronar al amanecer. Bueno y nada más, espero os guste el relato y no os agote leyéndolo, ja,ja, pero si es así como dicen aquí, hay que ir pole,pole…despacio, despacio. Si todo va bien no tendreís noticias nuestras en una semana, confiamos así sea, o por lo menos con esa ilusión estamos. Ahsante sana.

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