MATE

MATE
La vida en un mate: sorber despacio y saborearlo con intensidad ya que el mate, como la vida, cuesta un tiempo prepararlo, pero si no se disfruta al beberlo, cuando se acaba ya será tarde. Fotografía tomada en Argentina durante el corralito del año 2002

25 enero 2012

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE III - DEL KILIMANJARO AL NGORONGORO

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE III - DEL KILIMANJARO AL NGORONGORO

de Alberto Campa Montes, el miércoles, 25 de enero de 2012 a la(s) 15:06

CUADERNO DE VIAJE ÁFRICA DEL ESTE III

DEL KILIMANJARO AL NGORONGORO



CONTINUACIÓN DÍA 9 DE VIAJE

16 ENERO UHURU PEAK – BARAFU CAMP – MWEKA CAMP

Tras disfrutar 37 minutos mágicos en la cumbre del Kilimanjaro, y después de tirar bastantes fotos dedicadas a chicas, familiares, amigos, Unicef, Avientu y Corresiero, iniciamos el rápido descenso al campamento Barafu, lugar de partida de la noche de ascensión. En la bajada Peter acompaña a Santi y yo bajo sacando alguna foto con Ndesareo, tanto a los últimos glaciares del Kibo como a las vistas de Africa desde este sitio privilegiado.

Toda la bajada, después de dejar la zona de hielo y nieve en Stella Point, la hacemos deslizándonos con las botas por la polvorienta lava menuda, al principio a gran velocidad pero luego al comenzar a fallar las fuerzas en las piernas, y tras pasar el subidón de haber hecho cumbre, vamos haciendo paradas que aprovecho disimuladamente para hacer fotos al Barafu Camp, pero luego ya sin disimulo alguno pidiéndole a Ndesareo tiempo para descansar. La temperatura a esas horas, a pesar de estar todavía a unos 5500m de altura no es mala, incluso sobra parte de la ropa del ascenso.

Lo que nos llevó casi 7 horas subir, lo descendimos en menos de hora y media, tras la cual llegamos a nuestra tienda del campamento donde pudimos descansar una hora, para luego comer algo y seguir bajando hacia el Mweka Camp.

En la tienda nada mas tirarse en el saco sueño profundo de un día que había sido intenso y al cual todavía le quedaban varias horas de esfuerzo. A la hora todo recogido, comida ligera y rápida y continuación del descenso por otra ruta hacia el Kili, que no se suele usar en subida, es la más directa, y sí en la bajada de varias rutas de ascenso. Es la Mweka Road, que con un desnivel bastante fuerte nos hizo perder altura rápido, primero hasta el Millenium Camp y luego hasta el Mweka Camp en unas tres horas y media de bajada escalonada. En Milleniun parada rápida para tomar una coca, hacia una semana que estábamos solo a agua y zumo, en zona de pequeño bar al lado del helipuerto para emergencias en el Kilimanjaro.

Ya en el Camp nos tiramos un poco a descansar y luego cena y charla con Ndesareo, Dula y resto de porteadores para agradecer el esfuerzo y la ayuda recibida para coronar.



DÍA 10 DE VIAJE

17 ENERO MWEKA CAMP – MWEKA GATE – MOSHI

Madrugamos para intentar bajar de los primeros hacia la puerta de del parque, hacer los trámites de salida y retornar a Moshi. Pero antes, visitamos el campamento americano donde el jefe de la expedición que acompaña a Kyle, el chico sin piernas ni brazos que corono el Kili, nos cuenta la historia de Kyle y luego el mismo accede a que le veamos en su tienda. Os comenté la historia en el pequeño articulo que publiqué días atrás “Tres historias del Kilimanjaro” y que podéis ver en el apartado “mis notas” de Facebook o en mi blog “Pasión por viajar” en ´HTTP//albertocampamontes.blogspot.com.

Me había parecido fuera de serie verle bajar días antes por aquellas rocas del Barafu Camp entre los gritos de sus porters y compañeros, pero mas nos impresionó verle en la tienda con una gran sonrisa en su cara, hablando y compartiendo su experiencia con nosotros, sin más palabras, os lo podéis imaginar. Me dice que le saque una foto para compartir con mis amigos españoles y así lo hago. A la puerta de la tienda sus almohadillas para zona de codos y rodillas, con las que en poco mas de 15 días habrá subido y bajado la montaña mas alta de África sin sus extremidades, genial, impactante y prueba de superación de cualquier problema.

En unas tres horas llegamos hasta la puerta de salida del parque, habiendo coincidido en la bajada con otra gente que también había llegado a cima, entre ellas una chica etíope, que viaja sola con su guía y que también estaba encantada de pisar el Kili. En la zona mas baja y selvática del parque muchos colobos guereza, una especie de monos, de cara y cola peluda y blanca, que como todos sus congéneres hacen las delicias de los espectadores con sus monerías en las ramas.

Esperamos en la salida del parque, tras registro de salida, por el certificado tanzano de ascensión del Kilimanjaro que nos firma Ndesareo, y luego esperamos la llegada del dalla-dalla que nos llevará a todos hacia Moshi. Entretanto los porteadores se asean y cambian de ropa en una zona habilitada.

En la furgo, una hora de viaje hasta Moshi, cantos Suahilis y alegría por regreso a ver a sus familias, después de una semana en la montaña. Nos despedimos de todos, les dejamos su merecida propina y repartimos algunos regalos de nuestro equipo, que agradecen tanto o mas que el dinero que les damos: barritas energéticas, ropa,bastones de Santi para Ndesareo, polainas de Santi para Dula y para Ndesareo también una tienda pequeña de 2kg de peso que yo llevaba por si necesitaba y que habíamos usado Mónica y yo en nuestro viaje por Sudáfrica y Swaziland años atrás. Me imagino, que aun con buenos recuerdos y conociendo a Mónica, también estaría encantada de que se la dejara para Ndesareo, que por su cara de felicidad, sé que la aprovechará y disfrutará más que nosotros en el futuro.

Nos alojamos este día en Moshi en una especie de Colegio regentado por religiosas llamado YMCA, y que tras bajar del Kili, lo vemos como un gran paraíso para descansar un día completo antes de seguir nuestro viaje. No es para menos, ya que aunque tiene unas habitaciones sencillas con mosquitera y ventilador de techo, lo mejor es que tiene una piscina de 25 metros donde nos daríamos varios chapuzones refrescantes.

Aprovechamos también para dejar preparada una pequeña colada, y salir a buscar un estilista tanzano que nos corte y afeite, los pelambres que no tocamos desde el inicio de nuestro viaje. Habitualmente corto el pelo en casi todos los viajes que hago, ya que además del precio que no suele pasar de uno o dos euros, se comparte un rato de charla agradable con el peluquero local. Hasta ahora lo corté en sitios tan diferentes como Pokara, a pies de los Anapurnas en Nepal, la capadocia turca, al lado del estadio del Boca Juniors en Buenos Aires o recientemente en el lago Nicaragua. Toda una experiencia que se me acaba, por que me falta material que cortar, será la edad.

Cargo dinero en el móvil para llamar a casa y dar signos de vida, y luego nos vamos a tomar unas cervezas de celebración junto a pizza local que nos sabe a gloria, la gloria del Kili.



DÍA 11 DE VIAJE

18 ENERO MOSHI

Día de relax total y de descanso en nuestro alojamiento YMCA, nuestro sencillo paraíso tanzano. Desayuno austero pero bien preparado y charla con chico mexicano que viaje con chica india, los dos afincados en Suiza y de viaje varios meses por la zona. Al poco de hablar con él y comentar mi resto de viaje, me viene con su guía de África del Este y me la regala para que la use yo, un detallado de viajero, viajero. Comprobación de daños colaterales del Kili, que en mi caso es la rotura definitiva de la uña del dedo gordo del pie, hubo que amputar, ja, ja, pero como no es la primera vez, no hubo demasiado dolor. Baño posterior y paso notas del Kili a mi portátil, viendo desde mi asiento a nuestro rival días atrás y que hoy deja ver su cumbre nevada con total claridad. Cambiando un poco de sitio, entre los arboles de Moshi, vemos también la figura del otro volcán mas bajo del Kilimanjaro, el Makwensi. Leemos correos de casa y vuestros coments de Facebook deseando suerte y que alegra ver después de tantos días, sobre todo al haber servido y mucho.

Entre las noticias que nos pasáis, la muerte de Fraga, independientemente de ideologías, un dinosaurio político que se extingue, ahora solo queda Carrillo de su época, y naufragio del barco Costa Concordia en las proximidades de Giglio. Noticia que me entristece un poco, ya que entre la veintena de barcos de crucero en los que viajamos, estuvimos en cinco de la compañía Costa Crociere, y claro por probabilidades este era uno de ellos. En concreto navegamos en el Concordia desde Savona en Italia hasta Chipre y varias islas del Egeo hace tres o cuatro años, era todo un mastodonte de mas de 300m de eslora y una verdadera ciudad flotante con capacidad para casi 5000 personas a bordo, me imagino el capitán fuera el mismo, sinceramente una pena el percance, cosas del destino. Y por ultimo el triunfo del Barça sobre el Madrid en la Copa, que aunque ya es una costumbre, no dejó de alegrarme este mi espíritu culé. Lo siento madridistas pero….a Mou y al Madrid les falta un escalón para ser los mejores, y hasta que no se baje el Barça de él, ja, ja, no hay nada que hacer. Quizá en la próxima década, jajá. No sigo tentando a la suerte, ya paro y me callo..

En la tarde salimos a visitar la mezquita y el templo indú de Moshi, nos tomamos una Serengueti en bar local desde donde observamos como en una pequeña peluquería cortan el pelo ya de noche y sin luz con una linterna dentro de la boca del peluquero a modo de “bocafrontal”, lo que no inventen aquí. Luego en la calle comemos pollo al grill de aquí con pincho muy moruno de aquí y bebida, todo por unos 10000TCh, es decir menos de 5 euros los dos, da gusto pedir la cuenta en Tanzania, nunca hay sustos.

De vuelta varios altísimos Masáis y con sus togas rojizas, venden sus medicinas naturales, a base de hierbas y plantas, en pequeños puestos de la calle, entre ellas, remedios para la malaria y la fiebre amarilla, que tiemblen los laboratorios farmacéuticos cuando empiecen a exportarlo. Nico, vete pidiendo un lote para la farmacia, ja, ja.

De vuelta al hostel, nos encontramos chico español de Úbeda, que nos cuenta que intento el Kili pero que por el mal de altura tuvo que bajarse al tercer día sobre los 4600m, y estaba arreglando cambio de vuelo para vuelta a España, una pena también al venir solo de viaje para hacer el Kili. Su compañero de ascensión, un brasileño seguía a cumbre.



DÍA 12 DE VIAJE

19 ENERO MOSHI – LAGO MANYARA - NGORONGORO

Hoy cambiamos de palo, y nos dirigimos al África mas autentica, al África primaria, animal, la más conocida en Europa, la de los grandes parques y reservas de vida salvaje. En concreto nos dirigiremos hacia el oeste con intención de visitar una de las mayores atracciones de un safari en África, la zona del P.N del Serengueti y aérea de conservación del Ngorongoro. Siempre hay que seleccionar un objetivo asequible al tiempo que se tiene y viendo las dimensiones de esta zona protegida nos centramos en el Ngorongoro, donde en relativo poco espacio se puede admirar casi toda la fauna africana.

Salimos desde Moshi entorno a las 10.30h, para ir por la carretera que lleva hacia Arusha y su parque nacional, paisaje de mucha plantación de palmera y platanales, gran actividad a las orillas de la carretera, vendedores, comerciantes, niños, mujeres y algún que otro animalejo viendo pasar el día.

Paramos a comer cerca de la ciudad de Arusha, de dimensiones mucho mayores que Moshi, y mucho mas caótica y desordenada, llegamos a la zona del lago Manyara, el cual podemos ver en toda su dimensión al ascender por la carretera que sigue hacia Serengueti. El lago menguado de tamaño al estar en época seca en estos meses, se ve enorme a nuestra izquierda, y mientras lo contemplábamos tenemos una grata sorpresa, al aparecer en escena un enorme elefante, avanzando por el lateral de la carretera e introduciéndose en la vegetación aplastando a su paso todo lo que pillaba. Pudimos fotografiarle y la verdad es que, aunque en anteriores viajes al continente vi muchos, sigue impresionándome por su gran volumen. Era un macho, y a diferencia del asiático, mucho más pequeño, es de los mayores animales terrestres que se pueden ver. Al poco tiempo, como si del mago Copperfield se tratara, tanta mole consiguió hacerse desaparecer por completo. No seria el último que viéramos en el día, y es curioso que anden sueltos en zonas distintas a los parques o reservas.

Continuamos viaje, atravesando varios poblados masáis, donde sus habitantes, estilizados y altísimos individuos pastoreaban su ganado, para tras unas 6 horas de trayecto, llegar a la entrada del Ngorongoro. Con nosotros va Francis quien se encarga de todos los trámites de acceso al área, tanto de entrada como de acampada para esa noche.

Antes de llegar al campamento paramos en un mirador cerca de la carretera, donde nos bajamos a ver uno de los mayores espectáculos que pueden ver los ojos humanos. Y no con esta frase quiero hacer simple literatura, sino que tras haber visto sitios muy espectaculares de este planeta, creo que la ventana a la que me asome esa tarde ha sido una de las vistas más bonitas de mi vida.

El Ngorongoro es el área de un grandísimo volcán extinto, en el cual se ha formado durante millones de años un ecosistema único en el interior de su cráter, un paraíso natural para el visitante y para todos los habitantes de su interior. Tiene unas dimensiones interiores de unos 20 kilómetros de ancho, y es como una miniatura del resto del grandísimo Serengueti, una porción asequible a la vista, sobre todo desde la atalaya a la que nos estábamos asomando.

Necesito haceros comprender la sensación que se tiene al verlo por primera vez, y no se me ocurre otro ejemplo que cuando vimos por primera vez la imagen de la película “Jurasic Park”, en la que se ve desde lo alto la actividad animal en el interior de la isla. Aquí no hay dinosaurios pero si se puede observar desde lo alto, manadas de elefantes, de búfalos, hipopótamos en el interior de los pequeños lagos de su interior, flamencos rosados en el gran lago y bosques, llanuras de praderas, ríos de agua, vamos un esmerado escenario de película.

Resistiéndonos a marchar y dejar de ver tal maravilla, seguimos viaje cresteando por la pista de tierra que recorre la parte superior del cráter, hasta el campamento donde colocaríamos la tienda y pasaríamos la noche. En concreto en un camp habilitado con desdejados aseos y área de cocina y comedor para elaborar las cenas de los campistas.

A nuestra llegada un grupo de cuatro masáis de la zona se acercan a nosotros para enseñarnos sus afiladas lanzas, y ofrecernos todo tipo de abalorios que ellos hacen y luego venden a los visitantes. No nos interesó el género pero al no haber demasiados extranjeros en ese momento insistieron muy educadamente. Ya había podido estar con ellos en sus poblados de la región de Masai Mara en la vecina Kenia, y continuación del Serengueti tanzano, y le comenté a Santi su interesante y a veces descolocadora forma de vivir.

Los masáis son una tribu de pastores nómadas, que procedentes del Sudán, fueron introduciéndose en las grandes llanuras africanas y en la zona del gran valle del Rif, pero hoy en día se fueron asentando en poblados más estables siguiendo con su ganado. Siguen viviendo en pequeñas chozas de estiércol y paja, sin ventanas, donde duermen y cocinan, y rodeadas por una empalizada hecho con madera y que les protege durante la noche a ellos y a su ganado de los ataques de otros animales. Siguen vistiendo también como siempre sus túnicas de colores rojizos y telas a cuadros, las cuales son las mejores para llamar la atención y evitar ataques sorpresa de los grandes felinos como el león. Y siguen teniendo como base de su alimentación la leche, carne y sangre de su ganado, que satisface todas sus necesidades nutritivas. Pero al mismo tiempo son capaces de ponerse una camiseta intercambiada con un visitante, fumar tabaco occidental o pasearse por las modernas ciudades como los Amish de Philadelfia, introducidos en el mundo moderno pero con las costumbres de siglos pasados.

Dentro de Tanzania, así como en Kenia, tienen un status especial dentro del territorio y prácticamente son los únicos habitantes de los grandes parques nacionales.

Continuando con el relato del viaje, Santi y yo nos fuimos con ellos a través de la vegetación cercana al camp hacia otra vista al interior del cráter, verdaderamente espectacular, y en esta ocasión con unos guías de lujo. Tras unas fotos nos devolvieron al campamento, eso si mediante la deseada propina de agradecimiento, por sus estupendas vistas mostradas. Son pastores, siguen siendo primarios, pero son mundiales y la pela es la pela, ja, ja. Interesantes estos masáis.

Cenamos en improvisada mesa dentro del barracón del campamento y nos vamos a dormir a nuestra tienda con algo de frio por la altura a la que estamos y por la gran tormenta de agua que acababa de caer.



DÍA 13 DE VIAJE

20 ENERO NGORONGORO – MOSHI

Amanecemos a las 7 de la mañana con un poco de frio y nos vamos a desayunar al barracón del camp para luego salir en un viejo todo terreno Toyota, junto con una familia canadiense de vacaciones en la zona, y comenzar el descenso al interior del cráter del Ngorongoro. La bajada de bastante desnivel, unos 800m desde la cresta del cráter hasta el interior, la hacemos entre grandes cactus de varios metros de altura y arboles espino así como casas de masais, viendo al fondo las primeras manadas de animales, sobre todo cebras y ñus. Al llegar al fondo del cráter la pista se hace totalmente llana, y en ella aparecen las primeras hienas con su aspecto misterioso y un poco macabro a la caza de algún despojo.

Nos internamos en una zona de bosque llamada Lerai Forest, y se nos cruzan varios perros salvajes, wildbest, y al fondo aparece una gran manada de elefantas con sus cachorrillos de casi una tonelada de peso, jugueteando entre los ramajes de los arbustos. Hacemos una parada para bajarnos del 4x4 y observar las monerías de un grupo de mandriles, subiendo y bajando de los arboles.

Dejamos atrás el bosque y salimos a zona de sabana, donde manadas de cebras con crías pequeñas preciosas pastan al lado de los seriotes ñus y gacelas Thompson. Al poco una hiena tirada cerca de la pista esta con dolores de parto y no creo le faltara mucho para echar fuera a su criatura. Todo es vida a nuestro alrededor, y en un espacio ni muy grande ni tampoco pequeño, estamos viendo casi toda la fauna salvaje africana. Para completarla en la parte aérea al acercarnos hasta el grandísimo lago interior del volcán vemos la mancha rosada de los miles de flamencos paseando a la orilla del agua. Ya lo pude ver en mi anterior visita a Kenia, en el Lago Naivasha, pero me impresionó como la primera vez, al parecerse a lo lejos a una acuarela de tonos paralelos, azules del agua, rosados de los flamencos y verdes de los pastos de la llanura, son los colores de la inmensa bandera que es el Ngorongoro.

Ya al mediodía nos detenemos cerca de un pequeño lago, que hace las delicias de un grupo de hipos y a los que solo somos capaces de ver orejas y ojos en la superficie, para comer nuestro picnic a base de pollo, sanchiwch y zumo. Para ello debemos de meternos a comer dentro del todoterreno, porque todos aquellos que intentan comer fuera son asaltados por grandes águilas que sobrevuelan a los excursionistas quitándoles la comida de la mano con sus grandes garras. Increíble la precisión con la que son capaces de marcharse con las viandas por sorpresa. Que capaces estas voraces rapaces, ja,ja. Durante el almuerzo charlo con la mama canadiense que me cuenta que están de vacaciones tres semanas viajando por Tanzania y luego con intención de visitar en Europa, Malta, España y Portugal.

Seguimos nuestro camino y avistamos a lo lejos una manada de leonas jóvenes plácidamente descansando y para finalizar el recorrido podemos ver una pareja de rinocerontes pastando junto a unas despreocupadas cebras.

Uno se podría pasar horas y horas observando tanta maravilla pero tras casi 7 horas de safari, comenzamos el ascenso de salida del cráter, mirando por la ventanilla y despidiéndonos de un espectáculo único e inigualable, un lugar donde los animales que lo habitan tienen todo lo necesario para vivir generación tras generación. Que sigas ahí por siempre Ngorongoro.

Nos acercamos a la puerta de salida del parque, viendo al pasar monolito en memoria de los grandes impulsores y conservadores de esta zona, padre e hijo alemanes que dedicaron su vida al proyecto que hoy es realidad, y que se encuentra muy cerca de otro sitio histórico, diría que prehistórico, que es la garganta de Olduvai, donde los antropólogos datan al homínido mas antiguo de la tierra. Uno no está todos los días en un escenario tan precioso y existencial como es esta zona del mundo, cuna de la humanidad.

Regresamos de nuevo hacia Moshi, en viaje de vuelta pasando por Arusha, y viendo totalmente despejado el Kilimanjaro al acercarnos a Moshi, donde unos nuevos aspirantes, los canadienses que nos acompaña en el día de hoy, intentaran subirlo en los próximos días.

Llegada a nuestro paraíso ya muy tarde para chapuzón en la piscina, tras día de 12 horas de Jeep con el radiador hirviendo por el esfuerzo de su adelantada edad, pero mereciendo la pena la jornada totalmente.
Continuará...






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